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Es
un hecho que las Nuevas Tecnologías de la Información y
la Comunicación (NTIC) cada día se encuentran más
integradas en la realidad en la que vivimos, donde los procesos de comunicación
han podido experimentar un gran desarrollo. En este sentido Internet aparece
como una competente herramienta, se configura como un nuevo paradigma
en el tratamiento de la información. De sus numerosas y posibles
aplicaciones, en todos los ámbitos, algunas de ellas ya empiezan
a materializarse en el terreno educativo, donde la comunicación
es, sin duda alguna, un elemento esencial.
Dada su estructura interna, en los actuales planteamientos curriculares
las páginas web se perfilan como un instrumento con grandes posibilidades
educativas. El docente será, en última instancia, el protagonista
que hará realidad la integración de Internet -bajo esta
modalidad- en los procesos de enseñanza-aprendizaje. De él
dependerá que el desarrollo de un sitio web resulte ser una adecuada
herramienta didáctica. Sin embargo este proceso de integración,
especialmente complejo en lo que se refiere al campo educativo, por las
peculiaridades inherentes a la labor docente, es innegable que va a requerir
por parte del profesorado una serie de esfuerzos añadidos a sus
quehaceres más tradicionales. Nos estamos refiriendo a la dedicación
que exigen las posibles, y en muchos casos reales, lagunas formativas
para la creación de este material curricular, pero fundamentalmente,
y como punto de partida a todo ello, a la necesidad de replantear la esencia
misma de la acción educativa en los nuevos contextos concretos
del aula, con la principal pretensión de optimizar, en la medida
de lo posible, aprovechando todas las posibilidades que en cada momento
nos ofrece el entorno, los procesos didácticos.
De este modo, y sólo desde un marco de reflexión, el profesorado
deberá llegar a ser consciente de que para que un sitio web resulte
realmente educativo ha de ser diseñado desde las teorías
constructivistas entroncadas en los actuales planteamientos psicopedagógicos,
y que hacen viable un aprendizaje significativo. Para ello resulta primordial
la estructura hipertextual de la World Wide Web (WWW), y la existencia
de hipervínculos -desde la propuesta de Tim Berners-Lee en 1989
(Berners-Lee y Fischetti, 1999), y que no es imprescindible que sea la
única- que hacen que la interactividad sea una de las principales
características de esta herramienta, y que, evidentemente diseñadas
y construidas desde una perspectiva didáctica y pedagógica,
pueden convertir a las páginas web en idóneas para la educación.
Todo ello, por supuesto, con la meta principal de que el alumnado pueda
llegar a la construcción de nuevos significados, nuevos esquemas
explicativos progresivamente más complejos, como resultado de la
interpretación-reinterpretación de la información
en este nuevo entorno dinámico e interactivo.
Sin ninguna duda precisamente éste, lograr y favorecer la interacción,
ha sido uno de los principales objetos de estudio de la tecnología
educativa, lo cual, a su vez, pone de relieve la pertinencia de desarrollar
esta herramienta desde premisas educativas, como reflejan los numerosos
estudios e investigaciones realizados al respecto durante muchos años.
No obstante, claro está, no siempre se ha producido desde una perspectiva
constructivista. Así, y en el campo del empleo de la informática
en la educación (y que posteriormente se ha vertido a la telemática)
podemos destacar, por ejemplo, las propuestas de Pressey (1950), dentro
de la enseñanza programada lineal, quien mediante un dispositivo
permitía que el alumno comprobara si las diferentes respuestas
eran correctas, y propiciaban su participación activa y la retroalimentación.
También las del mismo Skinner (1968), quien asienta las bases de
diversos diseños conductistas, que tanta influencia tienen hoy
en día en la construcción de sitios web. O las Markle (1961),
Lumsdaine (1961 y 1962) y -mereciendo especial atención- Crowder
(1963), y su programación ramificada, quien a través de
un instrumento que diseñó daba al alumnado la posibilidad
de llegar a las respuestas en base a su propia intuición-comprensión,
y no exclusivamente en función de esquemas de respuesta predeterminados
y lineales. Podemos entender que sus iniciativas sientan las bases de
los mecanismos que han de estar presentes actualmente en las tecnologías
multimedia interactivas aplicadas a la educación (Hackbart, 1996).
Sin embargo, en el denso panorama de Internet en el presente, y tal como
hemos señalado, un gran número -quizás demasiado
elevado- de paginas web participan, ciertamente, de los modelos conductistas
del aprendizaje, cuando las nuevas teorías cognitivas o evolutivas
alertan sobre las limitaciones de las mismas en diferentes contextos de
aprendizaje (McKeachie, 1974 y Gardner, 1983), y que impedirían,
claro está, que el alumno construya su propio conocimiento de manera
significativa.
El paragdima constructivista del aprendizaje -tanto desde las dimensiones
del constructivismo individual (Papert, 1988) como del social (Bruner,
1990)- puede vertebrarse adecuadamente aprovechando las posibilidades
hipermedia e hipertextuales de los contextos telemáticos actuales,
que permiten distintos niveles de interactividad y una secuenciación
determinada en última instancia por el alumnado, no por el sistema.
Precisamente las actuales particularidades multimedia de las páginas
web hacen posible que podamos apoyarnos en los avances que, en las últimas
décadas, se han desarrollado en el campo de la tecnología
educativa sobre los entornos interactivos multimedia de aprendizaje (Hackbarth,
1996), los cuales determinan las características generales que
los mismos deben tener y que podemos aplicar a los sites educativos. Entre
otras podemos destacar (Gómez Galán, 2000) la necesidad
de precisar la función principal a la que sirve (desarrollo de
habilidades, acceso al conocimiento, herramienta de referencia, etc.),
de evaluar sus ventajas e inconvenientes desde distintas perspectivas
(diseño pedagógico, interactividad, etc.), buscar el aprendizaje
del modo más sencillo y eficaz, utilizar sus posibilidades multimedia
para propiciar el aprendizaje personalizado y la interactividad, construirlo
empleando los lenguajes más flexibles y accesibles y, en general,
procurar su actualización continua, tanto desde una perspectiva
técnica como didáctica.
De esta manera, por tanto, las páginas web pueden convertirse en
poderosos instrumentos sumamente apropiados para el aprendizaje, siguiendo
las nuevas corrientes de las teorías cognitivas y del conocimiento,
y lejos de diseñarse únicamente como fuentes de información
-lo cual sería sólo una función determinada, y en
modo alguno exclusiva, como en ocasiones parece entenderse- en los ámbitos
educativos deben concebirse como herramientas didácticas activas
que participen, potencien o permitan alcanzar distintos objetivos curriculares.
Al servicio del aprendizaje significativo, en consonancia con las teorías
de Ausubel (1968) y Novak (1982), los sites educativos diseñados
como sistemas de instrucción deberán posibilitar la construcción
de nuevos significados. Siguiendo las aportaciones que en este sentido
se han desarrollado, desde distintas perspetivas (Duffy y Johanssen, 1992;
McLellan, 1996; Thompson, Simonson y Hargrave, 1996), podemos delimitar
los tres parámetros básicos, esenciales y mínimos
que deben constituir toda página web educativa, y que estaría
en relación con lo ya expuesto:
0Accesibilidad: diseño sencillo que lleve a un lógico y
fácil acceso a los contenidos.
1Pluralidad de fuentes y lenguajes: texto, imagen, sonido, productos audiovisuales,
etc., que favorezcan la atención y la motivación.
2Interactividad: no sólo en lo que se refiere a los contenidos,
sino también a la comunicación interpersonal, particularmente
enriquecedora desde una perspectiva educativa.
En las actuales condiciones, por tanto, los websites educativos deben
presentarse como poderosos sistemas formativos que animen a la comunidad
escolar a su construcción. Como consecuencia de la evidencia de
que cierta parte del profesorado parece no encontrar argumentos suficientes
para embarcarse en tal proyecto, sobre todo si participa de la creencia
de que para que el alumno desarrolle aprendizajes significativos no resultan
adecuadas las páginas web -aun en el supuesto de que hayan sido
diseñadas para alcanzar unas determinados metas educativas-, lo
que revelaría que no se consideran adecuadamente las posibilidades
que ofrecen (como es el caso, por ejemplo, de la motivación del
alumnado, decisiva en los procesos educativos), se hace necesario insistir
en que la integración curricular sólo se conseguirá
cuando se realice un empleo educativo y didáctico coherente con
las necesidades de la formación y el aprendizaje. Además,
hoy no resulta posible desarrollar una educación integral siendo
por completo ajenos a la nueva realidad social, ignorando que determinados
objetivos y contenidos, como formar en y para las nuevas tecnologías
-lo cual resulta imprescindible por su poder de influencia- sólo
se alcanzan haciendo un uso y consumo analítico y crítico
de las mismas.
Por todo ello, entre otros aspectos, resulta adecuado potenciar la presencia
de estas herramientas telemáticas en los procesos de enseñanza-aprendizaje,
dentro de estrategias didácticas activas que desemboquen en la
construcción y empleo de sites educativos que persigan alcanzar
determinados objetivos didácticos. Esta labor, que puede ser desempeñada
por el profesorado y/o el alumnado (no hay mejor manera de conocer y analizar
las nuevas tecnologías, como indicamos, que crear productos con
ellas), implicará desterrar diversos tópicos como la creencia
de que es necesario conocer y dominar complejos lenguajes de programación.
En efecto, se hace ineludible superar las resistencias y barreras asentadas
sobre la consideración de que el diseño y construcción
de páginas web implica poseer altos conocimientos informáticos.
Precisamente el diseño de websites educativos debe ser una función
de profesionales de la enseñanza, que recojan las necesidades del
aprendizaje, configurar el desarrollo y permitan alcanzar con los mismos
unos adecuados (y concretos) objetivos educativos. En cuanto a la construcción
en sí, los nuevos programas de creación de páginas
web automatizan muchas funciones, convirtiendo esta labor en relativamente
sencilla. Incluso, si no son demasiadas las pretensiones, se puede utilizar
para tal fin un conocido y habitual procesador de textos (como Microsoft
Word o Corel WordPerfect), que eliminará cualquier temor a iniciarse
en esta atractiva tarea.
Por consiguiente, para concluir, sería necesario destacar los siguientes
puntos, e inducir a su reflexión, en relación con las cuestiones
tratadas:
0La necesidad de concienciar al profesorado de la importancia de perseguir,
en los contextos concretos de aprendizaje en el aula, la integración
de las NTIC (es necesario educar en y para NTIC, y hacerlo desde las mismas)
1La página web puede ser, convenientemente empleada -y esto es
decisivo tenerlo en cuenta-, una herramienta de grandes posibilidades
didácticas.
2Para que sean realmente educativas, y optimizar los aprendizajes, han
de estar diseñadas desde los actuales planteamientos psicopedagógicos.
3Actualmente no es imprescindible dominar complejos lenguajes de programación
para la construcción de páginas web.
4Debe primar lo pedagógico. Los aspectos estéticos en ocasiones
van en detrimento de los didácticos, pues además de los
mayores requerimientos de hardware -la infraestructura informática
que poseen los centros educativos no siempre es de última generación,
lo que dificulta la creación de diseños complejos- y software
-suelen requerirse conocimientos de programas específicos si queremos
construir sitios web de aspecto plenamente profesional- hemos de tener
en cuenta que el objetivo principal que deben cumplir las páginas
web educativas es precisamente este: educar (no sólo informar ni
siquiera instruir), y centrar demasiado la atención en los aspectos
estéticos (aunque sin ser incompatible con ello, desde luego) puede
desviarnos o alterar esta meta.
Referencias
bibliográficas:
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y Fischetti, M. (2000). Tejiendo la Red, el Inventor del World Wide Web
nos descubre su Origen. Madrid: Siglo XXI.
Bruner, J. (1990). Acts of Meaning. Cambridge, MA: Harvard University
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Crowder, N. A. (1963). On the differences between Linear and Intrinsic
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y Estadística, Universidad de Sevilla.
Hackbarth, S. (1996). The Educational Technology Handbook. Process and
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Lumsdaine, A. A. (1961). Student Response in Programmed Instruction: A
Symposium on Experimental Studies of Cue and Response Factors in Group
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Research Council, National Academy of Sciences.
Lumsdaine, A. A. (1962). (5ª ed.) Teaching Machines and Programmed
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Markle, S. M. (1961). A Programed Primer on Programming. Nueva York: Autor.
McKeachie, W. J. (1974). Instructional Psychology. Annual Review of Psychology.
25, 161-193.
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Educational Technology Publications.
Novak, J. D. (1982). Teoría y Práctica de la Educación.
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Papert, S. (1988). The Conservation of Piaget: The Computer as Grist for
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Journal of Psicology. 29, 417-447.
Skinner, B. F. (1968). The Technology of Teaching. Nueva York: Applenton-Century-Croft.
Thompson, A. D., Simonson, M. R. y Hargrave, P. (1996). (2ª ed.).
Educational Technology: A Review of the Research. Ames, Iowa: Iowa State
University-Association for Educational Communications and Technology.
Dr.
JOSÉ GÓMEZ GALÁN
SOLEDAD MATEOS BLANCO
Centro
de Trabajo: Departamento de Ciencias de la Educación. Facultad
de Educación. Universidad de Extremadura. Dirección: Avda.
Elvas, s/n, 06071 Badajoz Teléfono/Fax: 924 289501, ext. 6713.
Correo Electrónico: jgomez@unex.es - smateos@unex.es
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