Título: TIC en la formación permanente: el reto del cambio hacia las sociedades del conocimiento
  Autor/res:
José Ignacio Argote Vea-Murguía
 

SOCIEDADES DEL CONOCIMIENTO: EDUCACIÓN Y GESTIÓN DEL CONOCIMIENTO.

Se esta produciendo a escala mundial un cambio irreversible, a un ritmo solo comparable al de la Revolución Industrial. Estamos en la evolución de un proceso de transición general hacia una sociedad del conocimiento, cuya base económica es la creación y el intercambio de bienes y servicios inmateriales.

La tecnología digital está transformando todos los aspectos de la vida de la gente, y la biotecnología puede, algún día, cambiar la propia vida. El comercio, los viajes y las comunicaciones a escala mundial amplían los horizontes culturales y cambian las pautas de competencia de las economías. En este contexto, se ofrecen mejores oportunidades y opciones a los ciudadanos, pero también entrañan mayores riesgos e incertidumbres. La gente es libre de adoptar diversos estilos de vida, pero también tienen la responsabilidad de dar forma a sus propias vidas. Algunos prolongan su educación y su formación, pero aumenta la disparidad entre aquellos que gozan de una cualificación suficiente para mantenerse en el cambiante mercado de trabajo y los que quedan irremediablemente fuera de él.

Los bajos índices de natalidad están cambiando la composición de la población activa y las pautas de demanda de servicios sociales, sanitarios y educativos. Sociedades como la europea, se están convirtiendo en mosaicos interculturales. Esta diversidad genera problemas, pero encierra un gran potencial para la creatividad y la innovación en todos los ámbitos de la vida.

Estos cambios que hemos reseñado brevemente, apuntan hacia una transición general hacia una sociedad del conocimiento, cuya base económica es la creación y el intercambio de bienes y servicios inmateriales. En un universo social de estas características es sumamente ventajoso gozar de información, conocimientos y capacidades de actualización.

Los protagonistas de las sociedades del conocimiento son los propios ciudadanos. Lo principal es la capacidad humana para generar y utilizar conocimientos de modo eficaz e inteligente, sobre una base en continua transformación. Para desarrollar esa capacidad plenamente tenemos que querer y poder tomar el control de nuestras propias vidas; en definitiva, tenemos que convertirnos en ciudadanos activos. La educación y la formación permanentes son la mejor manera de ayudarnos a asumir el reto del cambio.

El sistema educativo que tenemos nació con una concepción de la enseñanza pensada para dar respuestas a las sociedades industriales del finales del siglo 19 y principios del 20. La sociedad del conocimiento, representa un escenario intelectual y social radicalmente distintos, que requiere alternativas pedagógicas innovadoras que den respuesta a las exigencias sociales de este nuevo entorno.

La educación en la sociedad industrial tradicional, estaba íntimamente ligada a las posibilidades de movilidad en la escala social. Cuanto más alto se llegase en niveles educativos más fácil era alcanzar los niveles altos en la jerarquía social. En la actualidad, llegar a la cúpula del sistema educativo no implica acceder a la cúpula del sistema social, como lo demuestra el hecho de que actualmente hay un gran número de desempleados que ha alcanzado una titulación o diploma de estudios superiores.

En la medida que las ocupaciones tienden a perder su carácter piramidal la educación cambia de significado porque también ha cambiado el tipo de movilidad social. Para no perder el lugar que se ocupa o el puesto de trabajo hay que estar formándose continuamente, reciclándose continuamente, actualizándose y en definitiva estudiando a lo largo de toda la vida.

En este contexto, situamos la Gestión del Conocimiento, como sistema para dirigir la recopilación, organización, procesamiento, análisis y distribución de la experiencia dentro de una institución educativa, grupo o equipo de formación. Este sistema debe asegurar sus funciones propias y además satisfacer las necesidades y demandas de nuevos conocimientos de sus integrantes ya que, del éxito en esta gestión, dependerá en alto grado el cumplimiento de la misión de la institución, grupo o equipo.

El proceso anterior debe efectuarse mediante la interacción entre del conocimiento implícito que poseen las personas integrantes del grupo o equipo y el conocimiento explícito al que pueden acceder. De esta interrelación se crea mas conocimiento tanto implícito como explícito, pero la organización solo incrementará la cantidad de conocimiento explícito si los conceptos, actitudes y procedimientos si son validados por la práctica, dando lugar al registro de nuevas metodologías.

LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y LA COMUNICACIÓN: INSTRUCMENTOS ESTRATÉGICOS PARA LA FORMACIÓN PERMANENTE

En la actualidad el conocimiento es reconocido como la principal fuerza detrás del éxito competitivo entre instituciones y también entre naciones. Según Nonaka, Ikujiro: "En una economía donde la única certeza es la incertidumbre, la única fuente segura de ventaja competitiva es el conocimiento". (The Knowledge Creating Company", Harvard Business Review 1991, pp. 96-104).

Es evidente que una organización posee el conocimiento explícito contenido en los registros documentales que forman parte de sus activos. Estos registros documentales tienen un gran valor pues en ellos esta contenida la experiencia en forma de conocimiento potencial (información), y esta se transforma en conocimiento utilizable cuando el personal de la institución interactúa con el mismo y por ello el conocimiento en las organizaciones modernas esta siendo considerado su más importante activo y por ello se crean métodos y herramientas para obtenerlo, administrarlo y conservarlo.

La Gestión del Conocimiento es un concepto dinámico o de flujo y tiene en el aprendizaje organizacional su principal herramienta interrelacionando de una u otra forma con la captación, estructuración y transmisión de datos, informaciones y conocimientos. En realidad, lo que fluye entre agentes distintos nunca es conocimiento como tal, sino datos (información), siendo posible aproximar el conocimiento de dos agentes que comparten los mismos datos, aunque debido a sus experiencias anteriores y a las diferencias en el modo de procesar los datos (modelos mentales, modelos organizacionales), nunca tendrán las mismas tendencias para la acción, ni estados idénticos de conocimiento.

Las Tecnologías de la Información y la Comunicación son sin lugar a dudas por su propia naturaleza un instrumento estratégico para la gestión del conocimiento. La globalización de estas tecnologías ha dado lugar a poderosas Intranet y a Internet, y el desarrollo de herramientas de software para el tratamiento de la información han creando las condiciones idóneas para su utilización en la gestión del conocimiento
La Comisión del Consejo Europeo tiene la intención de elaborar un informe este otoño de 2001 basándose en los resultados de un debate europeo convocado sobre seis mensajes clave que ofrecen un marco estructurado para el debate abierto sobre una estrategia global sobre el aprendizaje permanente. En las conclusiones del Consejo Europeo de Lisboa se confirma que la tendencia a un aprendizaje a lo largo de la vida debe acompañar la transición hacia una economía y una sociedad basadas en el conocimiento para que ésta pueda tener éxito. Por ello, los sistemas europeos de educación y formación están en el centro de los próximos cambios. Fue mandato de los Consejos Europeos llevar a la realidad el aprendizaje a lo largo de la vida.

De los seis mensajes claves, he participado en foros de la universidad, en los debates del número 3: "La innovación en la enseñanza y el aprendizaje". Su objetivo es desarrollar métodos y contextos eficaces de enseñanza y aprendizaje para el aprendizaje continuo a lo largo y ancho de la vida.

Del Memorándum que ha servido de pauta y guía para el debate he extractado las siguientes ideas, que confirman el carácter estratégico de la Tecnologías de la Información y Comunicación en la formación permanente:

  - A medida que nos internamos en la era del conocimiento, van cambiando nuestros conceptos de lo que es el aprendizaje, de dónde y cómo se realiza y para qué sirve. Confiamos en que los métodos y contextos didácticos reconozcan y reflejen una gama cada vez más diversificada de intereses, necesidades y expectativas, no sólo de individuos, sino de grupos de intereses específicos. Esto implica un giro drástico hacia sistemas didácticos centrados en el usuario, con fronteras permeables entre sectores y niveles. Para que los individuos puedan aprender activamente es preciso mejorar las prácticas actuales y desarrollar enfoques nuevos y variados que aprovechen las oportunidades que ofrecen las Tecnologías de la Información y la Comunicación y todo el catálogo de contextos didácticos.

  - La calidad de la experiencia en aprendizaje y de los resultados es el factor crucial, también desde el punto de vista de las personas que aprenden. Pero mal podrán verificarse los cambios y las innovaciones sin el compromiso activo de profesionales en ese terreno, que son los más próximos al ciudadano como sujeto que aprende y están más familiarizados con la diversidad de necesidades y procesos didácticos. Las tecnologías de aprendizaje basadas en las Tecnologías de la Información y la Comunicación, ofrecen un enorme potencial para la innovación en métodos de enseñanza y aprendizaje, aunque los profesionales de la pedagogía insisten en que, para ser totalmente eficaces, deben inscribirse en contextos y relaciones entre profesores y alumnos "en tiempo real". Los nuevos métodos también deben tener en cuenta la evolución de los papeles de profesores y maestros que están separados de sus alumnos por el tiempo y la distancia. Además, la mayoría de las prestaciones de nuestros sistemas de educación y formación siguen estando organizadas y siendo enseñadas como si los modos tradicionales de planificar y organizar nuestras vidas no hubieran cambiado desde hace por lo menos medio siglo. Los sistemas de aprendizaje deben adaptarse a la manera en que la gente, ahora vive y organiza su existencia.

  - La mejora de la calidad de los métodos de enseñanza y aprendizaje requiere una inversión significativa por parte de los Estados miembros para adaptar, actualizar y mantener las cualificaciones de quienes trabajan en ambientes de aprendizaje formales y no formales, ya sea como profesionales remunerados, como voluntarios o como actividad secundaria o colateral (por ejemplo, comerciantes con gran experiencia de trabajo o personal de desarrollo comunitario). Los protagonistas de la educación y la formación trabajan en una amplia gama de centros y con alumnos de muchos tipos diferentes. En muchas ocasiones no se reconoce la relación de su trabajo con la enseñanza y el aprendizaje -ni siquiera por parte de ellos mismos, como ocurre, por ejemplo, con quienes trabajan en organizaciones juveniles-. Todo esto requiere, principalmente, un replanteamiento y una reforma minuciosos de la formación inicial y continua de los profesores, para que se ajuste verdaderamente a toda la panoplia de contextos de aprendizaje y grupos destinatarios.

 - La enseñanza como profesión se enfrenta a un cambio radical en las próximas décadas: los profesores y formadores se convierten en guías, tutores y mediadores. Su papel -un papel de importancia crucial- consiste en ayudar y apoyar a los que aprenden, que, en la medida de lo posible, toman las riendas de su propio aprendizaje. Por lo tanto, su capacidad y su confianza para desarrollar y practicar métodos de enseñanza y aprendizaje abiertos y participativos ha de ser un requisito profesional esencial para los educadores y formadores, tanto en contextos formales como no formales. El aprendizaje activo presupone la motivación para aprender, la capacidad para emitir un juicio crítico y la facultad para saber cómo aprender. El cometido insustituible de la enseñanza consiste en alimentar precisamente esa capacidad del ser humano para crear y usar los conocimientos.


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